domingo, 30 de octubre de 2011

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Para la adaptación del emblema original como Ciudad Candidata al emblema de Ciudad Sede se buscó principalmente, la integración de elementos que simbolizan una celebración deportiva del continente americano y el apego a los ideales del movimiento olímpico en trazos simplificados que facilitan su reproducción.

La Flama Olímpica es el símbolo más venerado de los Juegos Olímpicos. La idea se adoptó de los Juegos Olímpicos Antiguos, donde la flama sagrada permanecía encendida en el altar de Zeus durante la competencia.

Thedore Lewald, quien era miembro del Comité Olímpico, sugirió la opción de incluirla en los Juegos. La flama fue reintroducida en los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928, y encendida después, en 1932.

Carl Diem, presidente del Comité Organizador de los Juegos de Berlín 1936, propuso que la flama fuera encendida en Grecia y transportada a Berlín haciendo relevos a la Antorcha; esto simboliza la unión entre los juegos de la antigüedad y los juegos de la era moderna. La idea fue adoptada y continúa haciéndose en todos los Juegos Olímpicos desde 1952. 

La flama es encendida en el antiguo sitio de Olimpia por los rayos naturales del sol reflejados en un espejo curvo. Es encendida en una ceremonia por una mujer vestida con el tipo de ropas que eran usadas en la antigüedad y es ella quien se la entrega al primer corredor de la ruta de relevos. 

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